El arzobispo Pedro Barreto solicito ayuda a congresistas estadounidenses para garantizar que la reactivación del complejo minero ubicado en la población peruana de La Oroya ocurra solamente si la empresa que asuma el proyecto se compromete a completar un ambicioso saneamiento ambiental.
Al comparecer ante el subcomité para Africa, Salud Global y Derechos Humanos de la cámara baja, el arzobispo de Huancayo, Pedro Barreto, advirtió que las autoridades peruanas considerarán una propuesta de reestructuración y la reapertura del complejo por parte de la empresa estadounidense Doe Run, que perdió la licencia en 2010 tras incumplir un programa de saneamiento ambiental.
"Esperamos que el próximo operador se acoja a los estándares ambientales. En caso contrario, habrá consecuencias graves para la población de La Oroya, que tanto ha sufrido", agregó.
Doe Run, subsidiaria de la estadounidense Renco, operó desde 1997 el complejo metalúrgico de La Oroya y paralizó la totalidad de sus actividades en junio de 2009, meses antes de acumular una deuda por 110 millones de dólares con sus contratistas.
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